Tampoco hubo acuerdo entre los profesionales sanitarios para designar a la nueva modalidad de Diagnóstico por Imagen desarrollada por Hounsfield. ¡Buenos somos¡. Hoy en día, aún se utilizan términos distintos, dependiendo de la nomenclatura adoptada y difundida por las dos comunidades científicas que más contribuyeron a su propagación: la anglosajona y la francesa.
La primera definición, elegida por su inventor para darla a conocer, fue “COMPUTERIZED TRANSVERSE AXIAL SCANNNING”. Posteriormente surgió en la literatura anglosajona la denominación de Computerized Assisted Tomography, o Computerized Axial Tomography, popularizada por su acrónimo CAT. El término axial se introdujo porque en los primeros equipos sólo se podían obtener cortes sobre el eje axial (o transversal), a la manera como se corta un salchichón en rodajas, pero a medida que los aparatos se perfeccionaban también fue posible conseguir imágenes de la cabeza en proyección coronal e incluso sagital. Por este motivo, las tendencias más puristas sustituyeron los términos CAT o TAC, que se referían exclusivamente a los exámenes realizados con una orientación axial, por el genérico Computerized Tomography (CT) o TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA (TC) que incluía no sólo los cortes axiales sino cualquier otra proyección posible.
Sin embargo estas expresiones tampoco fueron universalmente aceptadas, a pesar de su lógica, y en algunos países como en España, se utilizó el nombre del aparato para referirse a la exploración, algo realmente incorrecto bajo un enfoque semántico. Esta denominación cuajó en nuestro país de tal forma que, actualmente, todavía muchos médicos siguen solicitando un “scanner” a sus pacientes y éstos comentan al Técnico que los recibe que vienen a hacerse un “scanner”.
En Francia y en los países francófonos se decantaron, desde el principio, por una nomenclatura totalmente distinta. Ellos utilizan, no sin cierta razón, el término “TOMODENSITOMETRÍA” (TDM) porque las imágenes tomográficas que se obtienen reflejan las distintas densidades existentes entre los tejidos biológicos del cuerpo humano. Pero este apelativo, puede prestarse a confusión con el de Densitometría Ósea, una modalidad radiológica muy común, utilizada para evaluar el contenido mineral de los huesos, totalmente distinta a la Tomografía Computarizada.
No obstante, en los últimos tiempos se observa, en nuestro país, una corriente de unificación de criterios, avalada por la Real Academia de la Lengua (RAE). Ésta acepta como válida la palabra Escáner con el plural Escáneres. Respecto al otro término, “Computerized”, también hay numerosas traducciones al español: Computada, Computerizada, Computarizada y Computadorizada. El diccionario de la RAE recoge salomónicamente como válidas las dos últimas, aunque aconseja el uso de Computarizada. En Argentina y en otros países latinoamericanos prefieren el término Computada.
Siguiendo la recomendación de la Real Academia Española de la Lengua, el nombre más adecuado para hacer referencia al aparato, en nuestro idioma, sería el de ESCÁNER, con tilde en la Á, y el de TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA para mencionar la exploración. Al hablar de los aparatos en plural, aunque por la falta de costumbre pueda sonar algo raro, debiéramos decir ESCÁNERES, porque es la forma como se construye el plural en español, y no “Escáners” que sería un anglicismo.
Uno de los errores más flagrantes, además del consabido “vamos a hacer un escáner” que se utiliza para hacer referencia a la exploración, es utilizar el masculino “me han hecho un TAC” cuando en este caso sí que no hay duda y por ello se debe decir, siempre, una TAC, es decir una Tomografía Axial Computarizada. Respecto al acrónimo más adecuado, TAC o TC, no tiene mucha importancia, pues los dos son correctos. TAC recobra su hegemonía original porque con los nuevos modelos helicoidales multicorte todas las adquisiciones se realizan sobre el eje axial (cráneo-caudal). Las imágenes que se reconstruyen en otras proyecciones distintas no dependen del Escáner de Rayos sino del sistema informático.
En los últimos tiempos hay una tendencia contagiosa difundida por los propios Radiólogos y Técnicos, cuyo germen se encuentra en la traducción literal del inglés "machine", de llamar a los aparatos de Tomografía Computarizada o Tomografía por Resonancia Magnética, máquinas. No es una denominación muy afortunada, ni parece el nombre idóneo para bautizar, al menos en español, a los ingenios más sofisticados de cuantos se utilizan actualmente en el Diagnóstico en Medicina y quizá de los más importantes de la Historia Científica de la Humanidad, porque se utilizan para lograr el bienestar de las personas y prolongar su vida, mejorando su salud. En nuestro idioma, a nadie se le ocurriría decir que ha comprado una máquina de televisión, en lugar de un aparato de televisión. De cualquier forma, los nombres no deben ser motivo de controversia. Que cada cual utilice los que crea más adecuados, siempre que no se presten a errores.
Estas divagaciones surgidas del baúl, no pretenden convencer a nadie. Sólo son eso, meras divagaciones. Cada cual es libre de nombrar las cosas como considere conveniente.
BIBLIOGRAFÍA
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De ( Fundamentos, Aplicaciones Clínicas y Protocolos de Tomografía Computarizada)